De mi mano vendrás a ver el Duero
desde el alto balcón de Tordesillas;
yo en él te he de mostrar las amarillas
ramas del chopo y alas del jilguero.
Contemplarás un fuego de lucero
lamiendo con espadas sus orillas,
y te enmudecerán las maravillas
de tanto potro rosa y tanto acero.
Al álamo verás, viejo soldado,
viejo soldado de ademán guerrero,
darle guardia de honor y honor dorado.
Detrás, las verdes velas de un velero,
el toro del pinar bramando anclado
por surcar y beber aguas del Duero.
(1957)
sábado, 17 de enero de 2009
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