La luz transcurre aquí
serenamente,
igual que un suave olor de manzanilla.
Huele a lluvia. Dentro de la tarde
está mi alma,
herida entre los tilos.
Bajo el puente
humilde, en la quietud
azulada y mística del tiempo,
sueñan mis ojos,
fríos sobre el himno
enamorado y dulce del arroyo.
Pasan zorzales sobre el viento añil.
Suena en la luz mi corazón dormido.
A la orilla del agua, entre las juncias,
cruje el dolor de mi adolescencia.
(Cauces, 1994)
sábado, 17 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
no
ResponderEliminarno que
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEse es
ResponderEliminar